Los sepulcros reales del monasterio de Poblet (Tarragona, España) construidos en el siglo XIV y ubicados en el crucero de la iglesia del monasterio, constituyeron el grupo escultórico funerario más importante y rico de cuantos fueron elaborados en la España gótica. El conjunto llegó a conocerse como Capilla Real, un panteón de reyes creado por iniciativa de Pedro IV el Ceremonioso (1319-1387), en un alarde arquitectónico ingenioso y original que llegó a cobijar, sobre las arcadas, seis tumbas de los reyes de la Corona de Aragón acompañados de seis de sus esposas. Además, fuera de las arcadas se sitúan las tumbas de dos reyes más, así como la de otros príncipes y personas reales.
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Los sepulcros con los doseletes y la base de piedra. Grabado de Alejandro de Laborde, 1806. |
Los orígenes
En 1194, el rey Alfonso II el Casto1 ya demostró en su testamento firmado en Perpiñán la voluntad de ser enterrado en Poblet y el deseo de que este monasterio fuera el futuro panteón de reyes. Pero fue Pedro el Ceremonioso quien llevó a buen término la obra del fastuoso conjunto sepulcral, encargando los trabajos al artista escultor maestro Aloi (o Eloy).
Evolución
En 1359 el rey Pedro se puso en contacto con el arquitecto Aloi de Montbrai que trabajaba en Barcelona, para que se hiciera cargo de la obra. La idea original fue la de hacer en el crucero cuatro sepulcros con paso intermedio, pero hubo que desistir por no encontrar suficiente espacio. En 1370 surgió la idea de construir unos arcos escarzanos lo suficientemente amplios como para dar paso a los monjes y que pudieran transitar libremente por el crucero. Sobre esos arcos se montaron seis sepulcros reales, tres a cada lado. Las estatuas yacentes se hicieron de alabastro policromado.
Después, en 1382, el abad Guillén de Agulló encargó al carpintero de Vimbodí, Bernardo Teixidor los doseles de madera (con pináculos y hastiales calados) que el maestro imaginero de Lérida, Jaime Cascalls se había encargado de proyectar. Terminados los doseles, fueron policromados y dorados y las bovedillas interiores se pintaron de azul con estrellas de oro y se colocaron sobre las losas sepulcrales labradas, a modo de tejadillo lujoso. El conjunto fue conocido como Capilla Real y al principio tuvo sólo tres enterramientos:
Alfonso II (el casto) (1196)
Jaime I (el conquistador) (1276)
Pedro IV (el ceremonioso) (1387), con sus tres esposas: María de Navarra, Leonor de Portugal y Leonor de Sicilia.
Más tarde se fueron añadiendo los enterramientos de
Juan I (el cazador) (1396),3 con sus dos esposas Marta de Armagnac y Violante de Bar.
Fernando I (de Antequera) (1416)4 y su mujer Leonor.
Juan II (el grande) (1479) y su segunda mujer Juana Enríquez
En 1194, el rey Alfonso II el Casto1 ya demostró en su testamento firmado en Perpiñán la voluntad de ser enterrado en Poblet y el deseo de que este monasterio fuera el futuro panteón de reyes. Pero fue Pedro el Ceremonioso quien llevó a buen término la obra del fastuoso conjunto sepulcral, encargando los trabajos al artista escultor maestro Aloi (o Eloy).
Evolución
En 1359 el rey Pedro se puso en contacto con el arquitecto Aloi de Montbrai que trabajaba en Barcelona, para que se hiciera cargo de la obra. La idea original fue la de hacer en el crucero cuatro sepulcros con paso intermedio, pero hubo que desistir por no encontrar suficiente espacio. En 1370 surgió la idea de construir unos arcos escarzanos lo suficientemente amplios como para dar paso a los monjes y que pudieran transitar libremente por el crucero. Sobre esos arcos se montaron seis sepulcros reales, tres a cada lado. Las estatuas yacentes se hicieron de alabastro policromado.
Después, en 1382, el abad Guillén de Agulló encargó al carpintero de Vimbodí, Bernardo Teixidor los doseles de madera (con pináculos y hastiales calados) que el maestro imaginero de Lérida, Jaime Cascalls se había encargado de proyectar. Terminados los doseles, fueron policromados y dorados y las bovedillas interiores se pintaron de azul con estrellas de oro y se colocaron sobre las losas sepulcrales labradas, a modo de tejadillo lujoso. El conjunto fue conocido como Capilla Real y al principio tuvo sólo tres enterramientos:
Alfonso II (el casto) (1196)
Jaime I (el conquistador) (1276)
Pedro IV (el ceremonioso) (1387), con sus tres esposas: María de Navarra, Leonor de Portugal y Leonor de Sicilia.
Más tarde se fueron añadiendo los enterramientos de
Juan I (el cazador) (1396),3 con sus dos esposas Marta de Armagnac y Violante de Bar.
Fernando I (de Antequera) (1416)4 y su mujer Leonor.
Juan II (el grande) (1479) y su segunda mujer Juana Enríquez
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Sepulcros reales de Poblet en 1839, litografía de Francisco Javier Parcerisa para el libro Recuerdos y bellezas de España. |
En total debieron estar bajo los doseletes de madera, 16 yacentes, tal y como lo describe el padre Finestres en el siglo XVIII.
Se conoce el aspecto de aquella estructura gracias al grabado que se conserva del viajero y escritor del siglo XIX, Alexandre de Laborde, incluido en su obra Voyage pittoresque et historique de l’Espagne, París 1806-1820. En este grabado aparece, además, la innovación que se hizo en el siglo XVII cuando en 1660 Juan Francisco Grau añadió una base en que estaban esculpidos, escudos y relieves y donde se abrió una puerta de acceso al interior. Es decir se cerró el espacio libre de los arcos escarzanos. Esta variante fue necesaria porque se habían acumulado bajo los arcos escarzanos diversos ataúdes con los restos de algunos infantes de la Casa Real.
Eran simples cajas de madera forradas de terciopelo que en los días de solemnidad se cubrían con tapices especiales para que no estuvieran tan a la vista. Se colocaban allí como recurso y a la espera de encontrar un lugar apropiado y un sepulcro digno. Allí estaban depositados Martín el Humano, cuyo sepulcro estaba sin concluir, Carlos Príncipe de Viana y los duques de Segorbe y Cardona.
Estado de los sepulcros
En la actualidad (año de 2007) los sepulcros están distribuidos en el siguiente orden:
Lado del Evangelio:
Jaime I (muerto en 1276)
Pedro IV el Ceremonioso (muerto en 1387) con sus tres esposas: María de Navarra, Leonor de Portugal y Leonor de Sicilia
Fernando I de Antequera (1416) y su mujer Leonor
Lado de la Epístola:
Alfonso II el Casto (1196)
Juan I (1396), con sus dos esposas Matha de Armagnac y Violante de Bar
Juan II (1479) y su segunda mujer Juana Enríquez
Fuera de los arcos, en sepulcros independientes, se encuentran los restos de:
Martín I el Humano (1410)12
Alfonso V el Magnánimo.
Se conoce el aspecto de aquella estructura gracias al grabado que se conserva del viajero y escritor del siglo XIX, Alexandre de Laborde, incluido en su obra Voyage pittoresque et historique de l’Espagne, París 1806-1820. En este grabado aparece, además, la innovación que se hizo en el siglo XVII cuando en 1660 Juan Francisco Grau añadió una base en que estaban esculpidos, escudos y relieves y donde se abrió una puerta de acceso al interior. Es decir se cerró el espacio libre de los arcos escarzanos. Esta variante fue necesaria porque se habían acumulado bajo los arcos escarzanos diversos ataúdes con los restos de algunos infantes de la Casa Real.
Eran simples cajas de madera forradas de terciopelo que en los días de solemnidad se cubrían con tapices especiales para que no estuvieran tan a la vista. Se colocaban allí como recurso y a la espera de encontrar un lugar apropiado y un sepulcro digno. Allí estaban depositados Martín el Humano, cuyo sepulcro estaba sin concluir, Carlos Príncipe de Viana y los duques de Segorbe y Cardona.
Estado de los sepulcros
En la actualidad (año de 2007) los sepulcros están distribuidos en el siguiente orden:
Lado del Evangelio:
Jaime I (muerto en 1276)
Pedro IV el Ceremonioso (muerto en 1387) con sus tres esposas: María de Navarra, Leonor de Portugal y Leonor de Sicilia
Fernando I de Antequera (1416) y su mujer Leonor
Lado de la Epístola:
Alfonso II el Casto (1196)
Juan I (1396), con sus dos esposas Matha de Armagnac y Violante de Bar
Juan II (1479) y su segunda mujer Juana Enríquez
Fuera de los arcos, en sepulcros independientes, se encuentran los restos de:
Martín I el Humano (1410)12
Alfonso V el Magnánimo.
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