La gran tragedia de ‘Las niñas bien’; Matlock.-a


La gran tragedia de ‘Las niñas bien’



La película, dirigida por Alejandra Márquez y protagonizada por Ilse Salas, retrata a una clase alta arrogante que batalla por mantener su estatus tras el estallido de una crisis económica en México en los años 80.
Las niñas bien alquilan ponis para las fiestas de sus hijos, pueden llegar a tener un clóset solo para funerales y los vestidos de gala los compran en el extranjero. Juegan al tenis, viven en Las Lomas y sus cumpleaños acaban pareciendo bodas. Coches, mansiones, personal de servicio... Lo poseen todo, pero, en realidad, no tienen casi nada. Ostentan un título: son la élite; sin embargo, cuando este se esfuma, se vuelven invisibles. Aunque para ellas sea una gran tragedia, tampoco supone acabar en el infierno de la miseria.
La caída en desgracia de una de ellas es el argumento principal de Las niñas bien. La cinta, que se estrena este viernes en las salas de México, se traslada a 1982, a un país golpeado por una crisis económica que lleva al presidente José López Portillo a nacionalizar la banca. Un drama irónico, dirigido por Alejandra Márquez (Semana Santa) y protagonizado por Ilse Salas (Güeros, Sabrás qué hacer conmigo), en el que se retrata a una clase alta arrogante que batalla por mantener su estatus hasta el final.
“Aunque ocurre hace 30 años, ofrece un retrato muy actual. Las cosas no han mejorado mucho. La élite ha crecido y la desigualdad social es cada vez mayor. El que puede: oprime, y cuando puedes ser opresor se te olvida que fuiste oprimido. Es un círculo vicioso bastante detestable, que hemos heredado de la conquista”, cuenta Márquez sobre esta película, basada en el libro homónimo de Guadalupe Loaeza y en la que también actúan Flavio Medina, Cassandra Ciangherotti, Paulina Gaitán y Johanna Murillo.
La película las retrata a ellas, a las mujeres de la élite. Señoras con bolsas de lujo y maquillajes caros que creen firmemente que los negocios son cosa de hombres.
“Ni siquiera las mujeres que están cerca de los hombres poderosos son poderosas”, cuenta Márquez.
 Ellas controlan al servicio —aunque los sueldos, contrataciones y despidos también son asuntos masculinos—, no trabajan, hacen compras, cuidan de sus hijos y cumplen con una importante misión: acudir al club deportivo. Allí desayunan, charlan, practican deporte pero, sobre todo, visibilizan su estatus y le demuestran al resto por qué forman parte de la clase alta.
“En esa época el machismo era mucho más fuerte. Se debía actuar de la forma que dictaba la sociedad. También es interesante ver a estos hombres que, en realidad, vivían muy reprimidos. No podían mostrar sus emociones, debían tener poder adquisitivo, no sabían defenderse sin esa clase social. Tampoco sabían estar con ellos mismos, no se conocían. Solo con ese estatus sentían que realmente eran algo”, relata Flavio Medina, que interpreta a Fernando, el marido de la protagonista, Sofía (Ilse Salas).
Les gusta todo lo que huele a extranjero. Viajan para hacer compras y, de hecho, Sofía sostiene en el filme con orgullo: 
“No estoy acostumbrada a comprar vestidos de gala en México”. “En esa época se empezó a repetir una frase que decía: ‘Lo hecho en México está bien hecho’ con la que se intentaba reconocer lo que teníamos en nuestro país”, cuenta Cassandra Ciangherotti, que interpreta a Alejandra, otra de las niñas bien.
 Ellas son las que se preocupan de los detalles, las que no bajan la guardia y más cuidan las formas. Y es que saben que una sola imperfección puede poner en duda su estatus y echar por tierra todos sus esfuerzos. Organizan eventos, solo se rodean de gente con su mismo poder adquisitivo y acuden a las citas que una niña bien no podría perderse en aquella época. Pero cuando su estatus desaparece, aquel círculo tan anhelado les rechaza y se quedan sin nada. Sus vidas se oscurecen, su protagonismo se acaba y descubren que todo lo que centraba sus esfuerzos se esfuma. 
“Tienen la ilusión de que esa amistad es verdadera, de que la pareja es cierta, pero todo está sobre una camita de plumas. De repente, lo pierden todo”, señala Ciangherotti.
“Es muy fácil culpar a las clases más altas. Hasta sentimos cierto gusto al hacerlo pero, en realidad, estamos más cerca de eso que de la miseria. Esta película mira de tú a tú [a la élite]. Se logra entender que su educación sentimental y sus circunstancias no les permiten lidiar con nada, con ningún tipo de crisis: ni económica, ni política, ni social”, cuenta Ilse Salas.
Una película sobre mujeres hecha por mujeres, que se aleja del humor, más presente en el libro, y se adentra en el drama. 
“Sentía que este país no necesita un comentario más de clase a través de la comedia [...], que era el momento de mirar a la élite a los ojos”, defiende Márquez. 
Retrata a la clase alta y acaba por mostrar un país dividido entre opresores y oprimidos, donde los de abajo se enfrentan en una dura batalla para llegar arriba. 
“Existe una necesidad de ser superior. Se señala y se etiqueta al opresor, pero se nos olvida que, en realidad, todos queremos estar en un lugar privilegiado”, cuenta Medina.


El Premio Ariel es un premio cinematográfico concedido anualmente por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) en reconocimiento de los profesionales de la industria cinematográfica mexicana, incluyendo directores, intérpretes, técnicos y productores. Se creó en 1946 a la vez que se estableció la Academia Mexicana.

Ganadora del Ariel a la Mejor Actriz por Las niñas bien (Alejandra Márquez, 2018)

Ilse Salas protagoniza actualmente Medea, en una versión libérrima, ripsteiniana, de la obra de Eurípides, escrita por Antonio Zúñiga y dirigida por Mauricio García Lozano. Finaliza temporada el 28 de julio en La Gruta del Centro Cultural Helénico. Más bella que de costumbre, a cara lavada, bajo la sombra de un árbol, Ilse juega tenis con Laberinto (casi) sin parpadear.

—Define en tres palabras a Ludwig Margules.
Gordo, brillante, con mucho humor.
—Define en tres palabras a Ilse Salas.
Me choca describirme.
—¿Prefieres el verbo actuar o to play? To play.
—¿Poco público atento o mucho disperso?
Poco público atento, por supuesto.

—Dos libros que te llevarías a una isla desierta.
Las obras completas de Shakespeare y Madame Bovary, de Flaubert.
—Tu músico favorito. David Bowie.
—Un gusto musical culposo durante tu adolescencia. ¡Fueron como mil! Con decirte que tuve un disco de Arjona.
—¿Colosio no era pan con lo mismo?
Nunca lo sabremos.

—Aparte de ser esposas de famosos, ¿tienen algo más en común Valentina Ivanova y Diana Laura Riojas?
Las dos son mujeres muy de su época.
Aprendieron que calladitas se veían más bonitas, aunque Diana Laura tuvo más injerencia en las decisiones de Luis Donaldo Colosio que Valentina en las de Cantinflas.
—Pregunta políticamente incorrecta: ¿las mujeres que abortan son Medea?
No, para nada.
—¿Se vale meterle mano a obras cuyos autores están bajo tierra?
Sí. La muerte tiene sus consecuencias.
—¿Tuviste miedo de ganarle el Ariel a Yalitza, por aquello del qué dirán?
Yo pensé que se lo darían a ella. Además, todas las nominadas lo merecían.
—¿Nunca quisiste ser niña bien?
No, afortunadamente.

—¿Aprendiste a agarrar la raqueta de tenis?
Sí, de madera, y aprendí a pegarle bien a la pelota.
—¿Serena Williams es feminista o una simple atleta que no controla su carácter? Es fantástica y feminista.
Tiene su propio carácter, vivan con eso.
—¿La belleza cierra más puertas de las que abre?
Yo creo que sí.
—¿Actor favorito?
Ahorita, Daniel Day-Lewis.
—¿Y actriz?
 Ahorita, Rooney Mara.

—Dos películas que te llevarías a una isla desierta.
 Los 400 golpes y Güeros.
—Tu peor “oso” en teatro.
Un día me dio un ataque de risa en Cock, y la culpa la tuvieron Diego Luna y Chema Yazpik.
—El escritor favorito de tu papá, quien estudió Letras Hispánicas.
Creo que Alejo Carpentier.
—¿Y el tuyo? Que no sea Shakespeare.
Cortázar me influyó bastante en su momento.
—¿Hace cuánto tiempo que no te subes al Metro?
La verdad, como un año. —Grosería favorita.


Matlock


Introducción.

Quienes sigáis 'Better call Saul' igual os disteis cuenta, en el cuarto capítulo, que Jimmy McGill utiliza una vieja serie de televisión para ver cómo tiene que comportarse para atraer clientes en una residencia de ancianos. Esa serie era 'Matlock', un título de abogados (o de un abogado, más bien) de finales de los 80, en la línea de 'Perry Mason' y que destacó en su momento por su protagonista, Andy Griffith.

Matlock

Matlock", tal el original nombre de la serie, mostraba los casos de un singular abogado de Atlanta, Georgia, con una afición por tocar el banjo y un limitado sentido de la estética personal, ya que era muy difícil sacarlo de su traje gris clarito.

Griffith, que falleció en 2012, es todo un clásico de la televisión estadounidense gracias a 'The Andy Griffith Show', una serie en la que él era el sheriff de un pueblo idílico en el que todos se conocían y nadie cerraba la puerta de su casa por la noche. Aquel título de los 60 fue un enorme éxito y lanzó al estrellato a su protagonista, un actor que había empezado haciendo comedia y que se había dado a conocer inicialmente en 'Un rostro en la multitud', de Elia Kazan.
Matlock', creada por Dean Hargrove, tenía una premisa y una fórmula muy sencilla. Ben Matlock era un abogado defensor de Atlanta, con una hija, que casi siempre defendía casos de asesinato y que en el juicio se proponía lanzar una duda razonable sobre la posible culpabilidad de su cliente, de tal modo que el jurado lo absolviera. Por supuesto, eso se traducía en que él y su investigador privado siempre acababan descubriendo al verdadero asesino y exponiéndolo cuando subía a testificar.

Como ocurría con 'Perry Mason' o 'escritora del crimen', todos los episodios seguían el mismo esquema, y el culpable terminaba invariablemente confesando cuando se enfrentaba a las preguntas de un Matlock que ya sabía que era él. La serie estaba hecha a la medida de Andy Griffith, que imprimía al abogado un toque entrañable y humorístico que venía de sus inicios como cómico, y que tuvo buena parte de la culpa de su éxito.

'Matlock' estuvo en antena nueve temporadas, entre 1986 y 1995, dividiendo su emisión entre NBC y ABC, en sus tres últimas temporadas. El traje gris claro de su protagonista, el toque de humor que aportaban sus diferentes investigadores privados, y la posibilidad de que los espectadores fueran siguiendo, e intentando resolver, el caso con él fueron sus armas para aguantar tanto tiempo en antena. Y para estar todavía en la memoria de toda una generación de espectadores, y de guionistas de televisión.

Cada caso costaba a sus defendidos 100.000 dólares americanos, pero bien los valía, ya que solamente perdió un caso en 195 episodios. Claro que había una condición: Benjamin tenía que creer que su cliente era inocente.
Para mantener su envidiable porcentaje de casos ganados, Matlock contaba con la ayuda, en un comienzo, de su hija Charlene y el investigador privado Tyler Hudson.
Con el transcurso de las temporadas, su hija se independizó y el veterano abogado trajo a Michelle Thomas, otra atractiva abogada que ocuparía el espacio de cara bonita, además de cumplir una gran labor en la corte.

Otros personajes notables fueron la fiscal Julie March, con quien Benjamin tenía una relación platónica, Leanne, la otra hija del abogado, y Conrad McMasters, el investigador que suplantó a Tyler Hudson.
Cada capítulo tenía una fórmula muy marcada, que con el tiempo podía adivinarse, como un capítulo de C.S.I. El desenlace del episodio siempre ocurría en la corte, cuando Matlock desarrollaba su interrogatorio, y obligaba al culpable a confesar su crimen.
Es importante remarcar, para los lectores aficionados a las leyes, que Matlock generalmente no buscaba la inocencia de su defendido, sino la culpabilidad de alguien más. Es que en televisión es más divertido saber quién lo hizo, que quién no lo hizo.

Matlock estudió derecho en Escuela de leyes de Harvard, y luego de varios años como defensor público, estableció su práctica legal en Atlanta, viviendo en una modesta casa de campo en un suburbio vecino.



Biografía de Matlock

Benjamin Leighton Matlock es un personaje ficticio, es un abogado defensor renombrado, popular pero cascarrabias que vale cada centavo de su tarifa de $ 100,000. Conocido por visitar la escena del crimen para descubrir pistas que de otra manera se pasarían por alto y su estilo sencillo de proponer teorías alternativas viables del crimen en cuestión (generalmente asesinato ) mientras está sentado en su oficina tocando el ukelele banjo o lustrando sus zapatos. 


Matlock también tenía un sentido de la moda notablemente meticuloso y un apetito insaciable por los perros calientes. . A pesar de sus altos honorarios y aparente riqueza, es un tacaño. A Andy Griffith inicialmente no le gustó el personaje debido a su vanidad y bajeza. Se informa que Matlock se basa en el abogado defensor de Georgia, Bobby Lee Cook

Vida temprana 

En la escuela secundaria, Ben jugó béisbol y conectó un jonrón en la novena entrada (El árbitro). Ben trabajó durante nueve años antes de asistir a la Facultad de Derecho de Harvard y, en consecuencia, era significativamente mayor que sus compañeros de la facultad de derecho. Como tal, Ben no fue tratado excepcionalmente bien por sus compañeros de clase, y uno de ellos lo mantuvo deliberadamente fuera de la Revista de Derecho de Harvard. (The Reunion) Finalmente se graduó de Harvard Law en 1967. (The Reunion) Mientras asistía a la Facultad de Derecho de Harvard, Ben intentó dejar la facultad de derecho. Su profesor, Erskine Tate, amenazó con golpearlo. 
Más tarde, Ben recordó que Tate era su profesor favorito y que le debía mucho. ( El profesor ) El primer gran caso de Ben Matlock fue defender a un cocinero negro, Cyrus Jordan (interpretado por Stan Shaw ) en 1962, quien fue acusado de asesinar al sheriff en Mt. Harlan. Ben se había vuelto insatisfecho con ser un fiscal del distrito y quería defender a la gente, y decidió tomar el caso de Cyrus. Ben Matlock 

Familia 

Ben Matlock es un viudo que tuvo dos hijas, Charlene y Leanne , que se convirtieron en abogadas por derecho propio y trabajaron junto a su padre en un momento u otro. Su padre, Charlie Matlock , era un reparador de automóviles en la ciudad natal de Ben. También tenía una ahijada, Laura Miller (interpretada por Laura Robbins ), a quien no había visto en los últimos 11 años desde el funeral de su madre. Trabajó en una tienda de ropa en un centro comercial de Atlanta ( El Padrino ). 

Practica legal 

Ben Matlock había estado en la práctica desde principios de la década de 1960, ha representado más de 400 casos penales ( Diario de un asesinato perfecto ) y eligió sus casos basándose en la creencia de que su cliente era inocente. Su anticipo es de $ 100,000. Ben Matlock tuvo varios asistentes a lo largo de los años, tanto como abogados como investigadores privados. 
Sus abogados asistentes fueron sus hijas Charlene Matlock y Leanne MacIntyre , así como Michelle Thomas y Cliff Lewis. Sus investigadores privados fueron Tyler Hudson, Conrad McMasters , Cliff Lewis y Jerri Stone . Sus asociados a menudo entraban a su casa sin llamar, comían con Ben y tenían una barbacoa con él (La Confesión ). En ocasiones, Matlock ha tomado casos de divorcio y custodia. Uno de esos casos, el de Carla Evans y su esposo, fue un caso inusual para Matlock porque perdió. Cinco años después, Carla fue acusada de asesinar a su exmarido, y Matlock tomó el caso pro bono como una forma de disculparse con Carla (La Stripper ). 
Perder un caso era una rareza para Matlock, pero ha tenido la oportunidad de corregir eso, como con Lester Matthews ( El convicto ), cuando Lester fue juzgado por asesinar a un compañero de prisión. Otro que perdió fue cuando Ken Wilson fue arrestado por matar a su esposa ( La Viuda Negra). El cliente de Matlock tardó siete años en salir de la custodia. Luego de su liberación, fue acusado por segunda vez, por lo que su abogado viajó a Los Ángeles para reabrir el caso, por segunda vez. Fue declarado inocente. 
El tercer caso que perdió fue el de Dave Travis (The Pro), quien luego fue condenado por matar a Victor Tomasio. También estuvo ( The Brothers) donde Matlock perdió el caso cuando logró que el otro hermano admitiera estar involucrado en el asesinato y posteriormente le dijera dónde estaba el acusado y su participación. Matlock ganó porque atrapó a los asesinos, pero de una manera diferente que no rompería el privilegio cliente-abogado, además de cumplir con el acuerdo que había hecho antes con su cliente para defenderlo. 
Un caso que había ganado donde Drew Carey ( El fugitivo ), fue declarado inocente por no matar al tío Edwin.Aunque no lo hizo, el juez recomendó a Drew realizar un servicio comunitario indefinido, a pesar de su comportamiento volátil, dentro y fuera de la cancha. 
El actor de televisión Andy Griffith interpretó a Ben Matlock durante la duración de la serie de televisión Matlock. También interpretó a Charlie Matlock , el padre de Ben, en flashbacks. Ben Matlock - 

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